No me enamoré, me enamoró.

Me enamoró con cada mirada dirigida solo a mi, esa que comenzaba en mis ojos y terminaba en mis labios. ¿Sus ojos? castaños, increíblemente preciosos, un castaño que al mirarme yo sé que brilla más y más. Mirándonos los dos, no podemos evitar sonreír, pero sí, también sonrío cuando le veo, aunque él no me vea a mi; y sé, que él hace lo mismo. Me enamoró con cada sonrisa, esa que sabes que intenta disimular, esa sonrisa tímida por la que no dejarías de luchar por verla día tras día. Me enamoró con cada "no te preocupes pequeña, siempre estaré aquí" con cada "te prometo que solo te amo a ti y eres la única mujer de mi vida". Con cada discusión tonta que acababa con un beso, o un simple abrazo. Porque cuando yo me veía incapaz de conseguir algo, tu apostabas todas tus cartas a que lo conseguiría, poniendo toda tu confianza en mi; y por ti, lo acabo consiguiendo. Por cada "buenos días mi amor" que me saca una sonrisa cada mañana. Por cada momento vivido junto a ti entre risas, y si alguna vez he llorado solo te bastó un "no llores por favor, he sido un idiota" para que yo te abrace fuerte y te diga "serás un idiota, pero eres mi idiota, ese que no dejaré de querer nunca". Solo decirte que... te amo, y que no quiero que esta historia termine nunca, solo quiero un para siempre, de esos que se cumplen.