Algo me hace despertarme
sobresaltada. Ha sido el sonido de la puerta, es Rafa.
- Pero bueno, Lucía, ¿te
habías dormido?
- Pues eso parece, la verdad
tenía sueño y me he tumbado aquí porque en la silla no podía. –Miento. Miro la
mano de David, sigue en mi tripa. La aparto y me levanto de la cama-.
- Normal. –dice con su mano
derecha en el pomo de la puerta, que se cierra tras de sí-. Pensaba que no
había nadie, porque había llamado a la puerta y nadie había contestado. Perdón
por despertarte.
- No te preocupes, de todas
maneras, ya tenía que despertarme. –Miro por la habitación buscando un reloj.
-¿Tienes hora?
- Son las cinco y media.
- Tengo que irme, a las seis
y media tengo cita para la ecografía, voy a casa de mis padres.
Recojo mis cosas y doy dos
besos a Rafa antes de irme.
- Gracias por todo.
- ¿Quieres que te lleve?
- No, no te preocupes,
cogeré un taxi.
- ¿De verdad? Mira que no me
cuesta nada.
Trato de sonreírle
aceptando, pero es una sonrisa triste, imposible de maquillar. Me llevó a casa de mis padres, tenía que
contarles todo; es increíble, pero ellos aún no sabían nada. Hoy había quedado
a las seis con mi madre para ir a la ecografía.
- Hola mamá.
- ¡Pero bueno Lucía hija que
cara me traes!, ¿¡Qué ha pasado!?
- Tranquila mamá vamos a
sentarnos y te cuento.
Nos sentamos en una pequeña
mesa con un mantel rojo con topos blancos y unos taburetes a juego que hay en la
cocina, y le conté todo lo que sabía. Tampoco es que supiese mucho, aún tenía
pendiente el ir y enterarme como fue todo. Pero David estaba en coma. Y ya
comencé a notar su ausencia desde el minuto uno. Y cuando al ir a la ecografía
me preguntaron por él. “¿Y David hoy no ha venido? El curro, ¿verdad?” “David
entró en coma anoche”. Y punto. Ya todo me molestaba, “lo siento” me dijo, como
cuando alguien muere y te dan el pésame. David está vivo, y aún le quedan
muchas cosas conmigo. Aún tiene que ver la cara a nuestro hijo. Y oírle decir “papá”.
Su primer paso solo. Sus primeras veces en la vida. Tiene que despertar.
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Lo que más me llama la atención y más digno de comentar me parece es el contraste entre el principio y el final del capítulo. El capítulo empieza con el despertar de ella, pero la escena es cómplice o pastelosa, o cursi o como sea que llamen a esas escenas que tanto gusta a los románticos. Y el final nos presenta un estado irascible permanente. Creo que los estados de cambio brusco son normales en situaciones de incertidumbre y no cabe duda que tener en coma a tu apoyo principal, lo es. He visto bien reflejado ese estado en Lucía. Y permite ver la tensión que vive.
ResponderEliminarAquí también puede abrirse un debate sobre cuánto tiempo es capaz el ser humano de mantener una postura optimista e inquebrantable ante la posibilidad de que todo no salga como se había previsto. Ese "todo va a salir bien" no siempre es tan permanente y en los momentos de debilidad, te hundes al contemplar todas las posibilidades posibles. Lucía acaba el capitulo de uñas con las personas que sólo quieren ser educadas o, simplemente, siguen un protocolo. No sé si estaré en lo cierto, pero entiendo el agarre de Lucía a la salvación de David a un momento, quizá por esos mensajes desesperanzados que recibe, de bajón de ánimos al considerar todas las opciones y muestra aquí un rasgo de su personalidad que es aferrarse a la esperanza hasta el final y no permitirse considerar otras opciones.
Una cosa que he echado en falta es un poco más de detalle en cómo es la relación madre-hija. Le hubiera añadido detalles al capítulo. ¿Quizá la escritora se ha contagiado de las prisas de Lucía por tener novedades? ^_^.
Lo he dentido un capítulo de transición, un capítulo de las dos caras de la paciencia y la fortaleza humana. Y está bien conseguido. Ahora te pido que tengas compasión, chica catorce, las ganas de seguir sabiendo no han disminuido.
Lo que trato de expresar con esos cambios es la forma de ser de Lucía. Es romántica, se muere por hablar con David aunque esté en coma -y de hecho, cuando está a solas con él, lo hace- y trata de alguna manera que las cosas se mantengan como antes de que él estuviese en coma, manteniendo como costumbres como colocar la mano de él sobre su vientre. Pero por otro lado, no le gusta que la gente la vea así, es algo cómplice entre David y ella, ya está. Es por eso los cambios de ella, también porque no acaba de creerse que David sea consciente de lo que ocurre, pero por otra, le gustaría que así fuera.
EliminarMás que optimista aún está en estado de que no se lo cree, y seguro que algún día estalla de tristeza al darse cuenta de que la posibilidad de que él no despierte, está ahí. Y sí, se aferra a la esperanza como puede.
Igual ahí me ha faltado un detalle para dejar más claro la relación. La escritora también desea avanzar, y a veces erra! :3
¡Un grandísimo saludo, y nos vemos en el siguiente capítulo PRONTO! 2:*