Después de tanto.

Hace tanto tiempo que no veo tus ojos, en cambio, me acuerdo otro tanto de ellos. Eran preciosos, los ojos más bonitos que jamás vi. Sobretodo cuando me mirabas de esa forma tan tuya, cuando clavabas tus pupilas en las mías, y sin mediar palabra, me besabas. Tus labios; también los recuerdo tan nítidamente, los recuerdo también con mucho cariño. Eran los que me hacían entrar en calma incluso en la peor de las situaciones; junto a tus abrazos; que tiernos los recuerdo. Me hacían prisionera de ti, me tranquilizaban cuando estaba en llanto, o cuando no podía dormir una noche. También tu voz, aunque por momentos se distorsiona, y a veces me cuesta recordarla, cuando la recuerdo no puedo evitar sonreír. Tengo miedo de olvidarme algún día de ella, ¿sabes? y lo peor es que sé que no me llamarás para poder recordarla, que no podré volver a oírla, esa voz que me sacaba una sonrisa cuando me buscabas y pronunciabas mi nombre... Y tus manos. Dios mío como me aislabas del mundo cuando me tomabas de la mano. A día de hoy, intento no soltarte, pero noto como poco a poco, te me vas escapando. Y no, no quiero olvidarte algún día.