PRIMERA Y SEGUNDA GANADORA DEL CONCURSO. -Abril 2014-

Vale, lo primero he de decir una cosa, y es que la inmensa mayoría de los textos que me han llegado -en realidad han sido POQUÍSIMOS, todos menos uno, pero no quería suspender este concurso porque me han llegado impresionantes todos- han escogido la foto de la camilla... me ha matado un poco la idea de saber que inspira más esa foto que una de una pareja riendo :( -carita muy triste- Aún así, aquí tengo los textos e intentaré ponerme en contacto con las dos ganadoras cuanto antes. Allá vamos, no sin antes decir que me ha sido realmente DIFÍCIL ELEGIR, MUY DIFÍCIL, ahora veréis por qué.


Primer puesto: Leo presumida del blog Amarrado a ti.

QUÉDATE CONMIGO

Nunca me había preguntado nada sobre la vida, quizá por miedo a su fugacidad y a sus retos que día tras día se me podían presentar a cada suspiro. La vida había sido buena conmigo, me había dado todo lo que había querido, o al menos todo aquello que había conseguido hacerme feliz. Entre todas esas cosas se encontraba la más importante, él, para qué negarlo, era todo y más. Cada vez que recordaba sus ojos carbonizados observándome a escasos centímetros se me erizaba la piel, mi estómago padecía vértigo y mi corazón perdía el rumbo. Todavía podía sentirle cerca, notar sus dulces caricias aun cuando las fuerzas deliraban y su mirada se sombreaba hasta perderse en el horizonte. Había sido la persona más increíble que jamás conocería en toda mi vida, lo sabía, y mi cuerpo se negaba a buscar a nadie más porque temía perderle y rebajarse a alguien inferior. ¿Cómo no le iba a querer? Yo, que era la persona más fría de la faz de la Tierra, ahora debía calentar sus congeladas manos. Quizá por esa razón me sentía tan necesaria en aquellos momentos, su sonrisa dependía de la mía y yo debía mostrarme lo más feliz posible, aun sabiendo que no era buena actriz ni lo sería jamás. En verdad, yo nunca hubiese sido nadie sin él, su sonrisa siempre había sido el motor de mis pasos y ahora debía caminar sola ante un futuro que se me presentaba más oscuro que nunca. ¿Por qué él y no yo? ¿Qué tenía yo que a él le mancaba? Unos malditos pulmones que respiraban perfectamente. Ojalá pudiese acompasar sus latidos descontrolados con los míos, ¡darle la vida que el desdichado destino quería arrebatarle!

-¿Sabes? –tragó saliva-, tengo miedo. Tengo pánico a la muerte… ¿Qué hay después? –mis lágrimas se perdieron en sus tristes palabras, sabiendo que me quedaba poco de él.

-No lo sé, yo también tengo miedo de que tú tengas miedo –confesé, sin saber qué más decir en aquellos momentos.

-Pensé que lo nuestro sería para siempre y al final no durará ni cinco años, parece que el mundo se ha puesto en contra de nuestra felicidad, ¿no crees? –comentó sin fuerzas.

-Quédate conmigo –le susurré antes de que sus ojos se desvaneciesen para siempre.

-No te despidas de mí… te quiero demasiado como para saber que lo nuestro… se ha acabado –sonrió a duras penas.

-Yo también te quiero… –besé sus labios con desespero y con el único deseo de que aquella dulce sensación sellara y acompañara mis labios para el resto de mis días.

Me sentía incapaz de alejarme de él a pesar de aquel interminable y desconsolador pitido tras de mí, de los susurros cansados de las enfermeras que insistían en apartarme de la persona que más quería, y de la imposibilidad de volver atrás unas horas. Necesitaba volver al pasado y decirle una vez más todo lo que sentía por él, porque sabía que no había sido suficiente aquel “te quiero” perdido entre las frías sábanas. Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, pero yo sabía lo que estaba perdiendo y no podía soportar que se alejase de mí sin poder evitarlo.

Nunca me había preguntado nada sobre la vida y ahora era su compañera, la muerte, la que se había presentado ante mí y se había llevado mi única razón de vivir. 

Segundo puesto: Mandyy Moraan del blog Una mandarina que habla.

La sentía. Sentía su respiración lenta.

El movimiento de su pecho. El calor de su cuerpo.

Ella estaba ahí. Dormía.

No podía abrir los ojos, estaba demasiado sedado; lo agradezco: tampoco podía sentir dolor.

Sólo la sentía a ella, a su respiración e imaginé sus sueños.

Eran tranquilos, pacíficos, una sucesión de recuerdos coloridos… Coloridos como el día en que la conocí.

Su cabello era más corto. Sus brazos estaban el aire, agitándose y de su boca se escapaba una larga carcajada. Bailaba, bailaba como nunca había visto bailar a alguien. Las ondas de su vestido se movían con su cuerpo. La luz de la luna, la gran lámpara que colgaba del techo de la fiesta, le daban a su rostro una belleza sublime. Cuando la pieza terminó miró hacia un lado, le susurró algo al oído a una de sus amigas y volvió a reír.

Avancé hasta ella y la hice girar entre mis brazos, una y otra vez, mientras nuestros labios quedaban separados por unos ingratos centímetros.

Doce vueltas después la besé. Ella se apartó, me miró y siguió besándome.

Ya no tenía salvación: estaba enamorado.

Tuvo que pasar un año y doscientos diecinueve días para que la volviera a ver, caminaba por la calle, con pantalones ajustados y lentes de sol.

-¿Por qué te tomó tanto tiempo? Tienes suerte: no me molesta esperar, bueno, no me molestó esperarte.- Luego dijo que sí al café, me recordaba.

Nuestra relación fue… fue una montaña rusa que sólo sube, o al menos eso fue lo que hizo durante un largo tiempo.

Un largo tiempo en el que el sonido de su voz fue mi motivo para sonreír cada día.

Un largo tiempo en el que estar alejados me causaba un dolor físico.

El hospital, la sangre, los gritos de pánico, eso nos hizo caer en picada, nos hizo dejar a un lado la eternidad que soñábamos juntos para aceptar lo finito de nuestra vida,

Pero no dejamos de amarnos, no, ni siquiera un poco.

Pensé

E intenté estrecharla más contra mí.

Mis manos, ¿dónde estaban? ¿Por qué no respondían?

Hice un esfuerzo mucho más grande, necesitaba encontrarlas, necesitaba sentirla a ella en la yema de mis dedos.

A ratos la habitación se oscurecía, mi respiración fallaba.

Toqué su rostro.

Aquí estás.

Despierta,

Me voy.

Eres mía.

Te amo.

Y dejé que fuera de alguien más.

Era mi turno de esperar.

¡Por Dios, son perfectos no me digáis que no! *-* Así es que aquí están. De verdad muchísimas gracias a las que habéis participado, porque pese a que han sido solo cuatro textos, de verdad me los he tenido que leer todos varias veces por que me era imposible quedarme con uno, y al final he acabado llorando :,( -Son demasiado bonitos a la vez que tristes, y la única historia bonita que me ha llegado, demasiado bonita- 

Si tenéis curiosidad por los otros dos, los subiré probablemente en otra entrada porque vale la pena :)

¡Un grandísimo saludo, muchas gracias por vuestra participación, y espero que en el siguiente seamos más! :* No olvidéis dejarme preguntas para hacerle a la ganadora en la entrevista, ¿queréis saber algo en especial? ¡Dejádmelo por aquí y lo incluiré! :)